El sentido de lo maravilloso puede regenerar al hombre

Heraldos del Evangelio - Sentido de lo MaravillosoRedacción (Jueves, 02-06-2011, Gaudium Press)

El hombre es un todo substancial, armonioso, constituido de un cuerpo cuya forma es el alma, y potencias: vegetativa, sensitiva e intelectiva, que interactúan. Así, si alguien, durante un paseo por el campo, se encuentra con un toro furioso, se produce en el organismo una serie de reacciones en cadena: la glándula suprarrenal inyecta inmediatamente adrenalina en la sangre, el corazón se acelera, los bronquios se dilatan y la respiración también se acelera. La sensación de miedo provoca reacciones fisiológicas que colocan al cuerpo en un estado concordante con el alma. Existen, pues, los estados físicos de miedo, vanidad, coraje y muchos otros.

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Lumen Veritatis – Y la Verdad os hará libres

Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES (Jn. 8, 32)

¿Qué es la verdad y en qué momento la conoceré por entero? Esta y otras preguntas, Mons. João Clá Díaz, fundador de los Heraldos del Evangelio, las responde en esta edición de Lumen Veritatis.

Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES (Jn. 8, 32) – PARTE II

Pongamos nuestra atención en los últimos días en los que nos encontraremos con Nuestro Señor Jesucristo, y no nos dejemos llevar por los placeres fugaces que nos ofrece el mundo.

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Semana Santa de los Heraldos en el mundo.

RESURRECIÓN

¡Feliz Pascua de Resurreción!

Cumpliéndose hoy un año del Blog Heraldos en Argentina, publicamos una serie de fotografías de algunas celebraciones de Semana Santa realizadas por los Heraldos del Evangelio en el mundo.

Heraldos en Argentina

Santa julia

Misa de Jueves Santo en la Parroquia santa Julia, celebrada por Mons. Antonio Aloisio.

Heraldos - Semana Santa

Procesión con el Santísimo.

Heraldos - Semana Santa

Fue una ceremonia muy solemne.

Heraldos - Semana Santa

Via Crucis el Viernes Santo.

Fue realizado en la quinta N. Sra. del Pilar.

Heraldos en Brasil

canto del oficioCanto del Oficio en la Iglesia N. Sra. del Rosario, de los Heraldos en San Pablo.

Vigilia

Solemne Vigilia Pascual

Heraldos en el Amazonas – Ecuador

Estas fotos son de la Semana Santa en el Vicariáto Apostólico que el Santo Padre recientemente confió a los Heraldos en una zona amazónica de Ecuador llamada Sucumbíos.

Heraldos - Semana Santa

Domingo de Ramos.

Confesiones durante la Santa Misa en Shushufindi

Confesiones.

Heraldos - Semana Santa

Multitudinario Via Crucis organizado por los Heraldos.

Heraldos - Semana Santa

Miles de personas salieron a las calles para acompañar a Nuestro Señor en su pasión.

Heraldos - Semana Santa

Vigilia Pascual celebrada por el Vicario Apostólico, sacerdote heraldo argentino, Mons. Rafael Ibarguren.

Heraldos en Paraguay

Heraldos - Semana Santa

Retiro realizado por los heraldos de Paraguay durante la Semana Santa.

Heraldos - Semana Santa

Confesiones de jóvenes.

Heraldos en Centroamérica

Heraldos - Semana Santa

Retiro de los Heraldos en Centroamérica.

Heraldos - Semana Santa

Teatro instructivo para los más jóvenes.

Heraldos en Perú

Heraldos - Semana Santa

Vigila Pascual en la Iglesia de los Heraldos en Lima.

Heraldos - Semana Santa

Misa de la Resurreción del Señor.


La prueba de la existencia de Dios por las cinco vías de Santo Tomás de Aquino

Redacción (Jueves, 31-03-2011, Gaudium Press) Al observar el curso de la historia vemos que no faltó quien negase la real existencia de Dios. Podríamos justificar ese hecho, diciendo que tales personas no fueron dotadas con el don de la fe. Pues a primera vista parece que el conocimiento de Dios es fruto de este don.

Entretanto, Santo Tomás de Aquino hace la demostración de pruebas meramente naturales acerca de la existencia de Dios. La propia razón humana es capaz de llegar a la idea de la existencia del Creador. Por eso, no admitir la existencia de Dios no es racional, como tampoco lo es apoyarse en un vago y convencional dogma de negación.

La doctrina de la Iglesia sobre la existencia de Dios se basa en la Revelación; sin embargo la simple filosofía humana es capaz de vislumbrar a Dios, así como algunos de sus atributos. Santo Tomás de Aquino, el mayor teólogo de la Historia de la Iglesia, tuvo el mérito de reunir y explicar estos conceptos sobre la existencia de Dios[1].

Este santo, conocido como Doctor Angélico, distingue cinco caminos por los cuales nuestra inteligencia puede admitir la existencia de Dios. El plan de las cinco vías es altamente claro, simple y didáctico.

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La gloria y el dolor

Publicado 2010/05/21

Autor: Gaudium Press
Sección: Espiritualidad

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Chartres por Stevecadman

Redacción (Viernes, 21-05-2010, Gaudium Press) ¿Quién no se encanta al visitar o conocer las maravillosas riquezas de la Santa Iglesia? A algunos, tocará de manera toda especial la imponencia de sus construcciones, que reflejando el alma de los que las idealizaron, parecen invitar a quienes las contemplan a elevarse con sus torres, que a veces parecen tocar el cielo. Otros se entusiasmarán con los interiores de las catedrales, con sus paredes pintadas por los rayos de sol que, atravesando los vitrales, forman una armonía encantadora de luces y colores. Para otros todavía, estará impresa en el alma, el recuerdo de alguna gran y solemne celebración en una idea de conjunto formada por la belleza del templo, la solemnidad de la liturgia, el perfume del incienso y los acordes del órgano que les hicieron vivir algunos instantes que parecieron más celestiales que terrenales.

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Por Joe Shlabotnik

Alguien podría levantar el siguiente problema: “¿Es indiscutible que todo esto es muy bonito; sin embargo… ¿por qué tanta grandeza y de dónde viene toda esta majestad, toda esta gloria manifestada por la Iglesia?”

En su infinita sabiduría, Dios colocó en la creación ciertas cosas que parecerían muy contradictorias a primera vista, pero en realidad constituyen una perfecta armonía, cosas que se complementan. Por ejemplo, cuando Nuestro Señor nos invita a ser simples como las palomas, y entretanto, astutos como las serpientes (Cf. Mt 10, 16).

Así, Dios da a su Iglesia días de una gloria admirable. No obstante, esta gloria nace de otro lado muchas veces oculto a los ojos de muchos, que es el dolor.

Pensemos en los primeros siglos de fundación de la Iglesia, donde solo por el hecho de ser cristianos, millares de hombres, mujeres y niños suportaban terribles y atroces torturas que culminaban con la muerte, por amor al Santísimo nombre de Jesús y de su Santa Iglesia.

Pensemos en los sufrimientos de los Papas a lo largo de la historia que, recibiendo la misión de dirigir al rebaño de Cristo en medio de persecuciones, divisiones, y tantas formas de peligros por las cuales pasó la Iglesia, hicieron de su deber, un altar donde ellos mismos inmolaron sus propias vidas al servicio de Dios y del prójimo.

Pensemos en los religiosos y religiosas de todas las épocas, cada uno teniendo que enfrentar las más duras pruebas interiores características a este género de vida, y que sufriendo todo en el silencio de su recogimiento, sobre ellos se inclinaban los propios ángeles y atraían las bendiciones de Dios.

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Por Jimcintosh

Y así, si recorriéramos toda la historia de la Santa Iglesia, desde su nacimiento hasta los días de hoy, nos encantaríamos con páginas de glorias inmortales vividas por ella, entretanto, cuántas páginas de dolor y sufrimiento… Querido lector, ¿esta no parece también un poco su historia? Es verdad que tenemos en nuestras vidas momentos de grandes alegrías, pero, cuántas aflicciones, dudas y dificultades. Delante de cada sufrimiento que nos deparamos a lo largo de nuestra vida, sepamos ver al final, la gloria que nos está reservada por Dios en el Cielo, si sabemos con serenidad, paciencia y confianza, llevar la cruz de todos los días.

Y al contemplar las grandezas y esplendores de la Santa Iglesia, aprendamos a mirar en el fondo la raíz de esta gloria que nació principalmente de la Sangre Preciosísima de Nuestro Señor Jesucristo, de las lágrimas de María Santísima, y también del dolor y el sufrimiento de un número incontable de almas generosas que supieron atender a la invitación de Nuestro Señor: “Quien quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc 8, 34).

Por Anderson Fernandes

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Un minuto con María – Contemplar a Dios

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Frases de Santos 3

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“Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes”.
San Agustin

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“Has de saber, hija mía, que mis caudales y tesoros están cercados de espinas, basta determinarse a soportar las primeras punzadas, para que todo se trueque en dulzuras.”
Santa Brigida

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“Un cristiano fiel, iluminado por los rayos de la gracia al igual que un cristal, deberá iluminar a los demás con sus palabras y acciones, con la luz del buen ejemplo”.

San Antonio de Padua

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“Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.”
Santa Teresa de Liseaux

Lea más Frases:

Frases de Santos 1

Frases de Santos 2

Confesión de fé de grandes científicos

La Hora del Jaque Mate

Publicado 2010/07/29
Autor : Marcelo Rezende Costa

Una partida de ajedrez proporciona al hombre un atrayente reposo y le ayuda a desarrollar el raciocinio. Pero puede también llevarnos a considerar la gran batalla de la vida.

En los lejanos parajes del Oriente, envueltos en misterios y grandezas, con palacios que parecen aflorar del mundo de los sueños, nacía uno de los pasatiempos más interesantes: el ajedrez. Había surgido en la India, según consta, antes de la Era cristiana, y atravesó la amplitud de la distancia y del tiempo: de allí pasó a China, Japón, Corea, también a Persia y Arabia, llegando finalmente a Europa, desde donde acabó por difundirse a todos los países de la Tierra.

Los lances de este duelo trabado por dos “ejércitos” de 16 piezas, sobre un tablero de 64 cuadrados negros y blancos, pueden simbolizar plenamente los combates que cualquier cristiano necesita vencer a lo largo de su vida. A bien decir, cada una de las piezas de este juego es como si quisieran transmitirnos alguna enseñanza para nuestro espíritu.

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Situados en la primera línea de batalla, los peones avanzan decididos ante las dificultades de la lucha, dispuestos a cualquier sacrificio, sin dejarse intimidar por las amenazas de los adversarios. Nos dan así ejemplo de cómo debe actuar el cristiano delante de las pruebas en este valle de lágrimas.

El movimiento profundo y rectilíneo de las torres simboliza la integridad del alma del hombre honesto, que toma el camino del deber sin desviarse por nada. Estas piezas nos dan también el ejemplo del holocausto: en la jugada denominada enroque, cambian su posición con la del rey para protegerlo de las amenazas del contrincante, ofreciendo para ello, si es necesario, su propia “vida”.

La presencia de los alfiles, representados por obispos mitrados, nos trae a la mente la importancia de la oración, medio seguro para que el hombre atraviese las más duras pruebas sin dejarse manchar por el pecado. Deslizándose disimuladamente en diagonal, estas piezas traspasan ágilmente las filas del adversario, alcanzando su objetivo.

Capaces de saltar en forma de “L”, los caballos evocan el modo de actuar de los misioneros enviados por la Santa Iglesia a todas las partes del mundo. ¡Qué de obstáculos han de superar en su pugna por conquistar almas para Cristo!

La más versátil, elegante y fuerte de las piezas del ajedrez es la dama o reina. Avanza en cualquier sentido hacia todas las posiciones del tablero, sin que ninguna otra la pueda superar en agilidad o poder. Se asemeja así a la Auxiliadora de los Cristianos, siempre dispuesta a socorrer a quien la invoca en los momentos de peligro o necesidad.

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Piezas de ajedrez en marfil de origen alemán, italiano y flamenco (siglos XIII a XVI), Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

Sin embargo, todos los lances de defensa o de ataque ocurren en función del rey. Es la pieza clave de este juego, y la lucha por defenderle nos lleva a una hermosa comparación: en el gran “ajedrez” de la vida, el “rey” al que hay que resguardar es nuestra propia alma.

Nos corresponde a nosotros conservar íntegra esta valiosísima pieza, utilizando para ello la perseverancia de los peones, la rectitud de espíritu de las torres, la disposición afín a lo sobrenatural de los alfiles, la agilidad misionera de los caballos y, sobre todo, la fuerza y prontitud de la reina, siempre dispuesta a proteger como extremosa madre a cada uno de sus queridísimos hijos.

Entonces, ¡no perdamos tiempo! La partida ya ha empezado.

Para algunos quizá esté próxima la hora de dar, o de recibir, el “jaque mate”…

Torre de Marfil

Turris eburnea – Torre de Marfil

Publicado 2010/06/18
Autor: Gaudium Press
Sección: Espiritualidad

Bogotá (Viernes, 18-06-2010, Gaudium Press) Después del Diluvio, los descendientes de Noé decidieron hacer una gran torre, tan grande como nunca se había visto, una torre que tocara el Cielo. Pero no con el propósito de crear un monumento para dar gloria a Dios, sino con la orgullosa intención de ser famosos y reconocidos por todo el mundo por la magnitud de esta vasta edificación . Por esta razón, narra la Escritura, Dios mismo castigó su orgullo, confundiendo sus lenguas.

Pero la idea de una torre que uniera el Cielo con la tierra, Dios quiso tornarla realidad de una manera muy diferente y con el único propósito de atraer a los hombres hacia Él para comunicarles más fácilmente su Divino Amor: Esa torre se llama María.

Torre.jpgSi consideramos a la Santa Iglesia como el Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo y al propio Cristo como la cabeza del mismo, fácilmente podremos nombrar a la Santísima Virgen como el cuello de este Cuerpo, y podremos de igual manera elogiarla como el esposo elogia a su esposa en el libro del Cantar de los Cantares, tu cuello es como una Torre de Marfil , que une a Cristo con su Iglesia.

Decía el Papa Juan Pablo II que María es el camino más corto y más seguro para llegar hasta Dios y tomando estas palabras se puede decir que María adquiere esa figura del cuello en el cuerpo humano, pues si Cristo es la cabeza de la Iglesia y la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, bien podemos concluir el papel que le toca a María en esta conjunción entre Dios y su Iglesia, entre el Cielo y la tierra, entre la humanidad pecadora y la Divinidad, tanto más porque Ella es la creatura más perfecta y más cercana a Dios en todo el orden de la creación (excluyendo obviamente a nuestro Señor Jesucristo al ser verdaderamente hombre y a la vez verdaderamente Dios).

En tiempos de paz, maravilla el contemplar a tan excelsa Torre ornada con tan grandes dones dados por Dios, puesto que Él no se escogió como madre a una simple mujer, sino a una Virgen en la cual no existió mancha alguna de pecado; a una Reina, Señora de todo el universo; a la bendita entre todas las mujeres. Su Alba Pureza e Inmaculada Concepción representadas en el marfil, pueden contarse como uno de estos altísimos dones con que Dios decidió honrar a su Madre Santísima.

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Torre de Belén, Portugal Foto: Bernt Rostad

En tiempos de guerra, sin dejar su belleza, pasa a la ofensiva defendiendo de los enemigos a todos los que en ella se refugian. A los pies de tan valiente Torre se realiza la más grande e importante batalla que la Humanidad ha visto jamás, entre los hijos de la Luz y los hijos de las tinieblas, entre la descendencia de la Virgen y la descendencia de la Serpiente, cuya enemistad sentenció Dios en el libro del Génesis, diciéndole a la Serpiente después de maldecirla, pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la de ella, ella te aplastará la cabeza mientras tú te abalanzas sobre su talón .

Dice el Santo Job, la vida del hombre en la tierra es un continuo estado de guerra , y en ella debemos luchar para no perecer bajo las fuerzas del mal. ¿Cómo protegernos en ella? ¡Vayamos a la Torre de Marfil! ¿Quién se nos unirá para destruir a un adversario tan poderoso? ¡Pues Aquella de quien dicen que es más terrible que un ejército en orden de batalla ! Y si no tenemos armas, ¿A quién acudiremos? Corramos hacia la Torre de Marfil, pues ¡Mil escudos están suspendidos en ella y toda armadura de los valientes guerreros !

¡Aunque la Santa Iglesia Católica sea atacada por todos lados y de todas maneras, no será abalada en su infalibilidad y pureza porque tiene como bastión contra el enemigo a María Santísima!

Por Guillermo Torres Bauer

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