Publicado 2011/01/20
Autor: Gaudium Press
Bogotá (Jueves, 20-01-2011, Gaudium Press) Dios es “causa ejemplar” de todas las cosas.
“Ejemplar es lo mismo que idea; mas las ideas, como dice San Agustín son ‘las formas primeras contenidas en la esencia divina’. Luego los ejemplares de las cosas no están fuera de Dios. Dios es la primera causa ejemplar de todas las cosas. (…) Es manifiesto que las cosas naturales tienen formas determinadas, y esta determinación de las formas es necesario reducirla, como a su primer principio, a la sabiduría divina, que es quien ideó el orden del universo, el cual radica en la distinción de las cosas”: Así se expresa Santo Tomás en el Tratado de la Creación, cuestión 44, artículo 3. Y siendo -como indica también Santo Tomás- que en las obras se conoce el obrador, las criaturas son la vía sensible por la cual todo hombre de forma analógica puede llegar al conocimiento de Dios.
Es también claro, como afirma Mons. Juan Clá Dias que “la mente divina es infinitamente rica en seres posibles, y si bien Dios puede crearlos a todos, solamente a algunos los vuelve realidad” (¿Todos somos ovejas de Jesús? – Rev. Heraldos del Evangelio). Hay, pues, seres posibles que no se tornaron reales; entretanto posibilidad es diferente de la mera nada. Entre el ser y el no ser existe la posibilidad; no es lo mismo posibilidad que simple imposibilidad. Y toda posibilidad ya existe en la mente divina. Esta capacidad de tornar reales los posibles, de ser co-creador, fue uno de los grandísimos dones que Dios quiso compartir con el hombre. De él surgieron las catedrales, las buenas maneras, los bellos carruajes, los maravillosos trajes. De él nació la Civilización Cristiana.
No todo lo que el hombre hace refleja las perfecciones divinas, es cierto. Los “artificios”, u objetos construidos por industria humana, son “ejemplares” de las propias ideas humanas, que pueden ser bellas o no. Entretanto, cuando unido a Dios, cuando auxiliado por la gracia el hombre da rienda suelta a su impulso hacia la Belleza Suprema, son las maravillas que nacen.
Ellas primero nacen en su espíritu, y luego se tornan materia, color y figura.